La importancia de tener un objetivo

Hace dos meses me enteré que mi trabajo como orientadora tenia fecha de caducidad.

Terminaba para mi una experiencia única de la que he aprendido muchísimo y a la que debo un gran enriquecimiento personal y profesional.

Tras la noticia, se me pasaron muchísimas cosas por la cabeza, la primera de todas era la pregunta: y ahora ¿QUÉ?

Me apliqué a mi misma lo que había aplicado cientos de veces en las tutorías: la definición de mi objetivo laboral.

Para ello tuve que hacer un ejercicio de introspección que me llevó varios días, hasta semanas. Por un lado, analizar de manera objetiva mis capacidades y habilidades. Por otro lado valorar que es lo que más y lo que menos me ha gustado de mi experiencia laboral previa, qué me gustaría seguir haciendo y qué es lo que no me gustaría volver a hacer.

Después de examinar mis "competencias" laborales (que bonito es este término, y que bien queda ;)), me pregunté a mi misma que era lo que quería ofrecer al mercado laboral y a que estaba dispuesta para alcanzar mi objetivo.

Y poco a poco fue pasando, todo fue tomando forma...

Indagué mucho en Internet, leí varios blogs, contacté con profesionales del sector a través de redes sociales, hablé con las personas que me rodean y que me conocen bien valorando sus opiniones al respecto, visité todos los portales de empleo de referencia y conseguí toma una decisión.

He definido mi nuevo objetivo laboral.

Y ahora me siento ilusionada, segura, motivada y contenta. Se ha puesto en marcha un desafío, un reto que quiero alcanzar. Siento ganas de aprender, de estudiar, de mejorar. Mi mente está activa.

De nuevo se abre ante mi algo que me suena a música en mis oídos:

FUTURO