Siempre Conectados...

Más de una vez durante estas fiestas navideñas alguien de tu familia te ha hecho el comentario "Mira que estás enganchad@....¿puedes dejar el maldito móvil y estar con nosotros?" Y alguna que otra vez has utilizado el Whatsaap para mantener una conversación importante con otra persona.

¿Te sientes identificado? Pues sigue leyendo, esto te interesa.

Todo eso comenzó el día que cayó en nuestras manos un teléfono "Inteligente".

Estamos las 24 horas del día conectados, disponibles e informados de todo lo que pasa en nuestro entorno, en nuestro país y en el resto del mundo. Estamos viviendo un momento revolucionario en todo lo referente a la comunicación y transmisión de datos. Podemos hablar con personas que se encuentran al otro lado del mundo del mismo modo que hablamos con las que tenemos a un metro de distancia.

Con Facebook sabemos detalles de personas con las que hace años que no hablamos, con Twitter nos comunicamos con otras a las que ni siquiera conocemos físicamente, a través de Skype podemos mantener conversaciones "cara a cara" con amigos y familiares que se encuentran a miles de kilómetros de distancia de nosotros y ya ni hablar del Whatsaap, 24 horas al día/7 días a la semana permanentemente conectados...

Últimamente este es un tema que asalta en nuestras reuniones cuando estás con tus amigos y alguno de ellos está más pendiente de contestar al último whatsaap recibido que en el tema del que están hablando tus colegas de gin tónics.

Los hay que opinan que esta nueva manera de estar en contacto conlleva un peligro. Te separa de las personas con las que estás físicamente para pasar a comunicarte virtualmente con otras.

Cada vez más mantenemos conversaciones on-line que deberían tener lugar en versión off-line. Teniendo en cuenta que, en una conversación cara a cara entre dos personas el 70% del mensaje se transmite a través del lenguaje no verbal (mirada, expresión corporal, tono de voz...) tal vez si sea cierto que algún riesgo corren nuestras relaciones sociales...

Debemos asumir que ha cambiado nuestro modo de comunicarnos, pero ¿toda esta revolución se trata de un avance? o ¿tarde o temprano pagaremos las consecuencias?